Morir o no morir, esa es la cuestión

Por Damián Faccini

La funeraria, aborda la temática del velorio con maestría.

Abordar la temática del velorio presupone de inmediato una galería típica y estereotipada de los pormenores, las características y el morbo lógico que este tipo de situaciones plantean. Invaden mi mente retazos de las escenas donde velaban a la supuesta mamá Cora en "Esperando la carroza" o la gráfica milonga "Entre Curdas".

Pero dentro de este planteo aparentemente simple y refritado, se erige, gracias a la maestría de los autores, otro concepto, otra idea. Desde el grotesco aparecen preguntas tales como: ¿quiénes son los que están verdaderamente muertos? ¿Es ese cadáver en descomposición más importante que esas vidas igualmente podridas? ¿Es esa funeraria una funeraria o se trata ni más ni menos que del purgatorio?

Como en la película de Tarantino la pieza nos lleva desde el crepúsculo hasta el amanecer pero aquí los chupasangres se ven sin disfraz alguno, desnudos y con total impunidad. No se producen cambios significantes en la vida de alguno de estos seres. Como han llegado se habrán de ir y los dueños de la funeraria también. Nadie ha aprendido nada. Nadie ha mejorado o empeorado un poco. Todo sigue igual, tal y como estaba y estará por siempre.

Bernardo Cappa y Martín Otero componen junto a su elenco una idea bastante cercana al concepto de: "muerte en vida". Un paralelo lamentablemente perfecto a la sensación que hoy por hoy se experimenta en esta sociedad de rutinas y procesos, donde los seres deambulan sin mayores cambios que aquellos que irremediablemente los llevarán al mismo estadio en el cual se encontraban antes de experimentarlo.

En un espacio reducido, en una atmósfera asfixiante, con personajes a los cuales la pena los hace queribles, nosotros los espectadores perdonamos y aceptamos todo: que se juegue con un cadáver hasta la mutilación completa; que el incesto parezca cosa de todos los días. Todo. Todo, menos una cosa: la triste y amarga conclusión de que la muerte ya sea en formato de sátira, grotesco o cualquier estilo, igual, habrá de alcanzarnos.