Musical bien nuestro desde una óptica foránea

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Por Fabián D´Amico

Excelente musical de danza tango donde se destaca la concepción artística de Stephen Rayne. Ponderable elenco de bailarines acompañan a la sobresaliente Mora Godoy.

Muchas discusiones se generan a la hora de privilegiar alguna variable dentro del armado de una comedia musical. Libro, canciones, coreografía, vestuario, puesta en escena, dirección y nombres conocidos son algunos de lo pilares que sostienen el género. El despliegue visual sirve para cubrir ciertas falencias dramaturgias, el baile para sortear dificultades en el canto y una buena dirección subsana cualquier contratiempo. Chantecler Tango es un caso especial donde la excelencia de la danza y la narración del cuento que sostiene la historia tienen un peso equilibrado, aunque la primera sea la dueña y señora de la noche.

La trama es simple. Un viejo sereno de un local cerrado recibe a posibles compradores del lugar. El ingreso al sitio revive los fantasmas de quienes fueron actores fundamentales de las historias de amor, pasión, drogas, muerte y tango ocurridas en ese cabaret llamado Chantecler. Un cantante de tangos adicto, la madama y el administrador del local, el director de orquesta, coreógrafos, bailarines y mozos dan vida a ese pasado que vuelve a vivir en los recuerdos del sereno. Una nostalgia que se contrapone con el fervor de los jóvenes que habitan la ciudad actual con sus modernos atuendos y moviéndose al ritmo de la cumbia.

Lo particular de la obra es la narración de los recuerdos del pasado y del agitado presente que no nace de la dramaturgia sino del discurso del director, el inglés Stephen Rayne. Toma la estructura propia de un cuento literario (núcleo, indicios, informantes y catálsis) y privilegia no solo las alternativas nucleares que pueden modificar el relato sino que resalta las acciones secundarias dándoles a estas un lugar de preponderancia poco frecuente en el género.

El ensamble de la obra no es un mero marco decorativo para los números masivos sino que cada bailarín tiene un rol, una marcación y una historia propia dentro del conjunto. La convivencia dentro de un mismo espacio escenográfico de varias acciones dramáticas contadas en forma simultánea a través del baile, sin que ninguna afecte o quite protagonismo a la actuación de los protagonistas, es mérito de la mano experta del director junto a una coreografía creada por Mora Godoy de excelente diseño y resolución magistral.

Mora Godoy conoce su disciplina como pocas y sabe del efecto que provoca su arte en la audiencia. Lo meritorio de su actuación, que solo poseen los artistas seguros de su talento, es brindarle espacio al lucimiento de sus compañeros. Cada baile, cuadro o aparición de la bailarina sirve para que se luzca de manera precisa tanto ella (impecable el cuadro jazzistico del segundo acto) como quienes la rodean, en particular sus parteners Pablo Ruiz, como el administrador/sereno y Marcos Ayala en el rol el jefe de policía. Merece destacarse la actuación de un trío que se roba los aplausos del publico formado por Sergio Martín Almirón,Natalia Patyn y una carismática Giovanna di Vicenczo quienes en el “cuadro de la botella” logran una performance sorprendente.

Una orquesta en vivo que acompaña una pista con lo mejor de nuestra música ciudadana, un vestuario fastuoso de Cecilia Monti, escenografía corpórea y una iluminación precisa que crea climas adecuados a la historia que se cuenta son rubros que prestigian un producto nacional concebido por una refinada mirada foránea.

Chantecler Tango es un musical argentino con una mirada proyectada al exterior sin descuidar las raíces y reglas propias del tango de salón, de piso, de tierra, y aunque utiliza las figuras vistosas del tango “for export” no abusa de ellas. Mora Godoy reafirma aquí el éxito logrado con Tanguera y crea un producto que será sin dudas embajador de lujo de nuestro tango en otros países.