Otero´s en cinta

Por Fabián D´Amico

Hay apellidos dentro del mundo del musical nacional que son sinónimos de talento y éxito. Uno de ellos es Otero. Marisol Otero (Grease, El violinista en el tejado, La Bella y la Bestia, Mamma Mia) y su hermana Florencia (Rent, Despertar de Primavera, Tango Feroz) son representantes generacionales de este género. Hermanas que nunca compartieron escenario hasta el momento de coincidir temporalmente en la gestación de sus primogénitos. Con pocos meses de diferencia, ambas quedan embarazadas y a raíz de su estado deciden crear un show donde exorcizar con el público las delicias y padecimientos de ser madres primerizas.

Otero´s en cinta vuelve a presentarse, ahora en el Teatro Picadero, con ambas actrices portando panzas postizas- ya que dieron a luz hace varios meses- aunque esa ficción no hace mella en el espectáculo sino que potencia el humor reinante en el mismo. Y esta es la base o sustento del show, más allá de las melodías de interpretan. El humor, a veces escatológico, otras negros y muchas veces tierno, domina el escenario y muestra a las hermanas como actrices lanzadas a un juego bien planteado y efectivo guiadas por Gimena Lima Jofre desde la dirección.

Cambios de físico, de humor, de relaciones con la familia, con sus parejas son tópicos abordados en forma de monólogos y diálogos, desde una observación directa y obligatoria que ambas atravesaron frente a los meses de gestación. Una especie de catarsis humorística musical que comparten con una audiencia predispuesta a lo lúdico. Esa premisa de diversión se traslada a lo musical, donde interpretan un popurrí de las principales comedias musicales en las que participaron pero con letras cambiadas y acordes al estado en que se encuentran.

Los registros vocales que se amalgaman a la perfección, el acompañamiento musical de Osvaldo Tabilo y Andrés Dulcet en vivo y la dirección musical y presencia de Gabi Goldman dan un marco correcto al show. Goldman, quien escapa desde hace mucho tiempo a lo netamente musical, interpreta un logradísimo monólogo desde una visión opuesta: la de hijo de madre judía.

Un desopilante cuadro musical donde las madres debaten que canciones cantarles a sus hijos, ya que todas los clásicos infantiles están llenos de muerte, violencia y demás problemas y una despedida con temas cuyas letras incluyen la palabra madre en sus infinitas acepciones ponen el telón final a una noche de nauseas, pañales, ternura y mucha diversión de la mano de dos talentosas intérpretes como lo son las Otero.