Separados (Todos somos uno)

Por Fabián D´Amico

Separados cumple con lo que promete desde su paratexto: “una comedia de situaciones”. Más allá de su línea argumental, la comedia es una sucesión de escenas enganchadas entre si, con alguna asociación particular, partiendo de una situación inicial. Una joven recepcionista de un local donde se celebran cumpleaños para chicos necesita terminar imperiosamente su tesis sobre el divorcio y las relaciones de pareja en la actualidad. Aprovecha sus ratos libres para hacerlo y sobretodo el material que le brinda los diversos padres que levan a sus hijos a ese lugar. En particular toma como referencia la historia de los padres de Ezequiel (separados hace un par de años) que estan festejando los cinco años de su hijo y su conflictiva relación. Al cuarteto de personajes se suma el novio de la chica, un romántico empedernido que viene a ofrecerle matrimonio en el momento nada oportuno.

Martín Mariani se propone plasmar distintas situaciones de conflicto de parejas, celos, peleas, reconciliaciones, amigos personales y en común, divorcios y demás condimentos que resultan interesantes tanto en su planteo dramático- con muchos lugares en común y frases de autoayuda como disparadores- como en la dinámica.

El principal problema de Separados es la apertura desmedida de personajes satélites y escenas que no suman a la trama principal y alejan y distraen ala audiencia de lo nuclear de la trama, más aún cuando todos los personajes están representados por los mismos actores con apenas algún accesorio de vestuario.

Lo plausible de la comedia son las actuaciones y como Mariani,en su rol de director, resuelve la maraña de personajes que el mismo crea. Para ello cuenta con un elenco sin fisuras. Un tour de forcé para los cuatro actores que deben hacer cambios de personajes y estados de ánimo en cuestión de segundos en cuadros muy dinámicos y de corta duración y con apenas apagones para sortear el próximo personaje.

María Fernanda Callejón demuestra su crecimiento como actriz en cada obra que encara. Maneja a la perfección el ritmo de la comedia y sortea con logrados recursos los momentos dramáticos. Una labor donde pone en evidencia el oficio adquirido sobre los muchos escenarios que pisó en una carrera y que reafirma que tanto el teatro de revistas como la picaresca funcionan como una escuela de formación para quienes aspiren ser buenas comediantes. Junto a ella, Esteban Prol le aporta el toque de desenfreno y frescura a la pieza. Sus intervenciones son las generadoras de francas carcajadas en la platea. Candela Vetrano y Rodrigo Noya como la pareja joven no se amedrentan frente al oficio de Callejón y Prol y sorprenden gratamente con sus efectivas interpretaciones.

Separados, con una escenografía más funcional que estética y un acorde vestuario es una simpática comedia que propone diversión con una liviana reflexión sobre las relaciones humanas. Una revisión a la duración de la pieza y es especial un recorte a escenas secundarias y en algunos casos tediosas como la terapeuta de parejas ayudaría a que el resultado final sea aún más optimo.