Una calidad profesional sin sorpresas

Por Rómulo Berruti

La trayectoria de Miguel Angel Zotto a través de Tango x 2, el espectáculo que hicieron famoso con Milena Plebs, habla por si sola.

Comentario del espectáculo musical Su historia.

La trayectoria de Miguel Angel Zotto a través de Tango x 2, el espectáculo que hicieron famoso con Milena Plebs, habla por si sola. Pero para recordarnos que además de hablar, baila y canta, Zotto montó Su historia en el Lola Membrives. Ahora con varias bailarinas que cubren distintos estilos, con apelación a la nostalgia y José Angel Trelles no sólo como vocalista sino también como nexo “angelical”, el gran artista de la danza propone un espectáculo fuerte. Está dividido en dos partes que tienen mucho tango con distintos disparadores: la estampa de barrio, la acuarela folclórica, un rincón porteño que parece girar en torno al obelisco, la tienda Gath & Chaves (una Harrods menos intimidatoria), el rincón boquense, una brillante Cruz del Sur que se inclina sobre el tema de Piazzolla-Ferrer y por supuesto, un pantallazo áspero sobre El Cívico y La Moreira, dos personajes reales de rompe y raja que la mitología metió en una bruma de rezongos amenazantes. La segunda parte es más completa y atractiva que la primera, tiene mucho gancho visual y mayor poder de síntesis. Pero como la otra, no falla ni un micrón en la precisión sorprendente del alarde profesional.

Además de Zotto, de quien nada es necesario decir que no se haya dicho, se lucen los binomios Villegas-Bilán, Cancela-Iurisci, Escobar-Segura, Oliver-Levin, García-Godoy, Acosta-Ortiz y Benitez-Calderón. Hay que mencionar, además de Trelles con todo su magnetismo, la labor de los vocalistas María José Mentana y Claudio Garcés, este último muy convicente en Viejo smoking, el célebre tema de Flores-Barbieri que inmortalizó Gardel (a propósito, cada cortina separadora surge con él).
Si bien es alarde ya muy aplaudido, no puede dejar de mencionarse el dibujo perfecto y casi sacramental de Gallo ciego, el tema de Agustín Bardi que Zotto -esta vez con austera geometría emocional y como cierre- exhibe junto a Romina Levin.

Su historia busca y consigue el equilibrio que le permite seducir a compatriotas y extranjeros, simbiosis nada sencilla cuyo logro es meritorio aunque no nuevo, ya que el tango viene haciéndolo desde que nació.-