Una voz en el teléfono (Pasionaria)

Por Silvia Sánchez

En Vera Vera, los alumnos de dirección escénica del IUNA le ponen algo de humo al dolor.

Bajo la tutela de Daniel Veronese y al compás de la música de Tom Jobin y Elis Regina se mueve Pasionaria, obra que es el resultado del trabajo de graduación de alumnos del I.U.N.A.

Escrita y dirigida por Lucía Möller, la pieza cuenta la historia de una mujer abandonada por su amante y recrea en aproximadamente cincuenta minutos, el diálogo que ambos mantienen a través del teléfono.

Möller toma a la figura femenina y al teléfono como protagonistas del drama y en tal sentido, la asociación con el monólogo La voz humana del célebre Cocteau, es directa.

En esa pieza estrenada en 1930, Cocteau narraba el drama de la mujer abandonada a través del diálogo telefónico que esta mantenía con su amante, y convertía al teléfono en la única esperanza frente a la disolución del vínculo amoroso.

Llevada al cine por Roberto Rossellini allá por fines de los cuarenta, la pieza teatral del genial Cocteau se enriqueció con la actuación de Ana Magnani: esa mujer desgarrada que estaba unida al mundo solo por el cable del teléfono que le transmitía la voz humana.

Relato doloroso de la ausencia y de la locura que acecha ante el abandono, la pieza ha sido reescrita también, por ejemplo, por Humberto Tortonese, quien prefirió acentuar el aspecto grotesco que a simple vista no se ve pero que acaso sea intrínseco de los dramas desbordados.

Si bien aquí no se trata de una reescritura del clásico de Cocteau, al menos se puede hablar de una gran cita ya que la estructura-madre es la misma. Pero en Pasionaria, los diálogos pomposos y declamatorios conviven con otros más realistas que le aportan a la pieza algo de cercanía con la situación planteada.

Por otra parte, Möller introduce al personaje del chico-delivery para evidenciar el aire “absurdo” que subyace en la pieza. Así, lo masculino no solo aparece como una ausencia y como algo que genera dolor, sino también como su opuesto, ya que el personaje del repartidor de helados intenta reparar la angustia de la mujer a toda costa, aunque sin lograrlo.

Florencia Diszel y Aníbal Gulluni aportan buenos trabajos actorales y logran salir bien parados de una pieza que transita por diversos estados emocionales y todos a gran escala. Gulluni demuestra además que la cantidad de texto no es directamente proporcional al protagonismo de una pieza, ya que su personaje es central a fuerza de tonos, gestos y hasta de ausencias.

Pasionaria, como se llamó a la emblemática luchadora antifascista Dolores Ibárruri, es un buen debut teatral que dialoga con un texto emblemático para aportar elementos propios con el fin de desnudar la risa oculta en el dolor.

Buen camino a recorrer.