Víctor Victoria y los 100 de El Nacional

Por Rómulo Berruti

El martes 9 El Nacional vivió una noche de cumpleaños.

El martes 9 El Nacional vivió una noche de cumpleaños. No hubo torta, pero sí muchas figuras, la presencia del vicepresidente Scioli, una placa, un diploma y desde luego -esta vez acotado a un breve texto escrito- Alejandro Romay. También se subió para decir algo Susana Giménez. Luego, antes del espectáculo que acaba de estrenar, se exhibió un fugaz documental rememorativo con rostros de algunas de las estrellas que hicieron la historia del teatro, lástima que por una poco perdonable falta de información faltó en ese desfile quien más gente llevó a El Nacional durante su riquísima etapa revistera: Adolfo Stray.
Luego comenzó Víctor Victoria, la muy conocida comedia musical de Blake Edwards y Henry Mancini donde se explota con astucia el travestismo de mujer a hombre, en la figura de una cantante que llega a París muerta de hambre y deriva en noble europeo-estrella de music hall. La mutación se debe al inescrupuloso Toddy Carroll, una típica “mariposa” de cabaret que inventa el lucrativo engaño. En el film, muy exitoso, la doble V fue encarnada por Julie Andrews, que hizo toda una creación. En esta resurrección porteña –bastante tardía, porque el tema homo y bi es algo cotidiano, asumido y para nada escandalizante- protagoniza Valeria Lynch, quien admitió darse así el gustazo de su vida. La versión tuvo como director general y coreógrafo a Gustavo Zajac, de rica trayectoria profesional en el género especialmente para Producciones Alejandro Romay. Consiguió un espectáculo sólido y bien construído, con excelente vestuario, atractiva ambientación y aceptables números bailables, secundado por un equipo técnico muy idóneo (Villanueva en conducción musical, Córdova en luces, Mahler en sonido y Pont Verges en escenografía). Si los resultados no son para el máximo entusiasmo las causas hay que buscarlas en la historia que como queda dicho, se apoya en un dilema moral hoy arqueológico. No importa en qué época transcurra la historia, las situaciones en que basa su mecanismo no funcionan como antes. El gangster enamorado de Victoria tiembla ante la posibilidad de que su deseo haya sido en realidad encendido por Victoria y en este juego constante de “No me siento hombre” (Víctor-Victoria) “Qué gracia, yo tampoco, querida!” (Toddy) gira el carroussell de la obra. Más allá de sus aciertos, que los tiene, el texto de Blake Edwards empalidece ante cualquiera de los hallazgos de La jaula de las locas.

El elenco pone de sí lo mejor que tiene. Valeria Lynch emite una figura fuerte y estéticamente poderosa en el protagónico, además de levantar aplausos cálidos cuando canta, porque por otra parte algunos temas de Leslie Bricusse son muy buenos. Lo que sucede con su personaje es que no tiene una cantera tan aprovechable de impacto y comicidad. Fluctúa entre la ambigüedad sexual y el romanticismo reprimido, pero siempre con una temperatura baja. Por eso la gran ganadora de Víctor Victoria es Karina K, en el estupendo papel de Norma Cassidy, lleno de gracia, aprovechado al máximo por esta intérprete, cuyas intervenciones invariablemente levantan el interés y el voltaje. Más allá de que sin duda la noche del debut tuvo hinchada propia, este estreno parece pensando para ella: con razón estuvo al borde del Prozac cuando Norma casi queda en manos de Nacha Guevara. Raúl Lavié, demostrando su total adaptación al género, logra una creación progresiva –empieza vacilante, termina a pleno fulgor- componiendo al homosexual Toody. Fabián Gianola contiene con lo justo a King Marchan, el enamorado del travestido, no claudica, pero tal vez hacía falta en el gangster un actor más completo. Una lección de cómo una parte chica se agranda con talento la brindó Omar Calicchio, cuyo guardaespaldas casi no existe en el primer acto, pero tiene tiene en el segundo tres o cuatros momentos rematados con gran calidad. Omar Pini vuelve a ser el perfecto actor de apoyo como el dueño del cabaret Chez Lui y Martín O`Connor le pone un marco sobrio al representante de artistas.
En suma, Víctor Victoria, pese a ciertas debilidades de fondo, devuelve en espectáculo lo que cuesta en boletería.-