Wilde en formato titiritero

Por Silvia Sánchez

La compañía de títeres Titinerantes está presentando: En casa hay un fantasma.

Estrenada en el Museo del Títere bajo la dirección de Mariela Lewitan, la compañía de títeres Titinerantes está presentando En casa hay un fantasma una más que interesante adaptación de El fantasma de Canterville, en la que todos sus personajes logran trasportar al espectador al clásico de Oscar Wilde.

En las mágicas manos de Eugenia Aguilera y Luciano Lewitan, los títeres cobran vida para mostrarnos como el escéptico señor Otitis compra la mansión habitada hace siglos por el fantasma y como éste -al sentirse invadido por la familia y su ama de llaves- intenta a toda costa ahuyentarlos con delirantes planes.

Mediante una sutil y elegante manipulación, ambos actores logran una excelente interpretación no solo por el talento que delata una sólida formación, sino porque la técnica escogida (títeres de guante) es más que acertada.

Conviviendo de manera armoniosa la fantasía y la realidad, la puesta tiene la particularidad más que interesante de producir un efecto de identificación fuerte, difícil de conseguir cuando los objetos no pertenecen al plano de lo real.

El logro es mérito no solo de los actores y de la dirección, sino también de una escenografía que recrea de manera exacta los distintos espacios del cuento (es destacable la construcción de la gran sala, los muebles y las telarañas) y de un vestuario que se ajusta a las necesidades de cada personaje sin estridencias pero con una elaboración tan fina como encantadora.

Sumándose la iluminación, todo se conjuga para que esta puesta titiritera atrape al público infantil, al punto de hacerlo despegar de su butaca en ayuda de algún personaje cuando éste está en peligro. Una aguda propuesta que deja ver mas allá e la diversión, un trabajo muy serio.